No existe una legislación que trate con precisión el daño que producen estas personas. Según investigue el daño psicológico, emocional y físico que producen es mucho peor que el de un robo a un hogar. Además las secuelas que dejan sobre todo en los niños les quedan para el resto de su vida, les genera depresión, desprecio por la sociedad, problemas físicos serios que desencadenan otras enfermedades, en otros casos terminan en drogas, alcoholismo o incluso en delincuencia. No es de sorprender que la mayor parte de los reos vengan de hogares destruidos. Tomando en cuenta esto, el estado debería sancionar estas conductas propias de personas que se involucran en la vida familiar de otros.
Estas mujeres y hombres saben que no hay quienes les ponga un control por eso llegan a hostigar familias sin pedir disculpas, se sienten muy cómodos con el daño que hacen.
Las leyes podrían simplemente pedir una indemnización por perturbar la paz de un hogar y el daño producido a los niños. Como experiencia personal he visto que muchas de mis amigas no tener buenas relaciones con sus parejas porque creen que les harán lo mismo que a sus padres, viviendo una paranoia interminable, además de algunos amigos con problemas físicos que se agravaron hasta ponerlos en condiciones muy delicadas, otros metidos en el alcohol maldiciendo a sus padres.
El estado debe proteger a los niños y no lo hace, por eso uno de los padres tiene que gastar montones de dinero en psicólogos, doctores y abogados. Mientras el o la rompehogares se aboca a su familia no destruida, esto es inhumano y debe acabar.
